De Padre a Hija                       Angela Marulanda

 

No sé en qué momento el tiempo pasó,
ni a qué hora mi hija creció,
sólo sé que ahora es toda una mujer,
y que en su vida…ya no estoy yo.


Era muy joven cuando mi hija nació,
todavía recuerdo el momento en que llegó.
pero mi trabajo el día me ocupaba,
y  no me daba cuenta que el día pasaba.


No supe en qué momento aprendió a caminar,
ni tampoco a qué hora comenzó a estudiar,
no estuve presente cuando cambió sus dientes,
sólo me ocupé de pagar las cuentas.


Pedía que le consolara cuando se “aporreaba”
o que le ayudara cuando su carro no caminaba,
pero yo estaba ocupado, debía trabajar,
y así sus problemas no podía solucionar.


Cuando a casa llegaba insistía en estar conmigo
“papi ven… yo quiero ser tu amiga…”,
“más tarde hija, quiero descansar”,
y con estas palabras me iba a reposar.


Ojalá atento le hubiera escuchado.
cuando al acostarla y dejarla arropada
suplicante me insistía con ruegos y llantos,
que me quedara a su lado, que estaba asustada.


Ya no hay juegos que arbitrar,
tampoco hay llantos que consolar,
no hay historias que escuchar,
peleas que arreglar, ni rodillas que remendar.

 

 

Ya no hay trabajo, ya no estoy atareado,
no tengo qué hacer, me siento desolado.
ahora soy yo quien quiere estar a su lado.
y hoy es mi hija quien vive ocupada.


Un distante abismo me separa de mi hija
poco nos vemos… no somos amigos.
los años han volado, mi hija se ha marchado,
y su continua ausencia solo me ha dejado.


No sé en qué momento el tiempo pasó,
ni a qué hora mi hija creció.
ojalá pudiera volver a nacer,
para estar a su lado y verla crecer.